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domingo, 15 de diciembre de 2013

Pedro Vallín



Hace unos días nos visitó en la Universidad Complutense Pedro Vallin, periodista dedicado al ámbito cinematográfico en el periódico La Vanguardia. De entrada aparentemente tímido, o al menos eso daba la impresión, con los minutos y las palabras, el crítico de cine comenzó a soltarse y a contarnos no solamente aspectos diarios sobre su trabajo y sus experiencias en el ámbito profesional, sino que también se animó a compartir con los alumnos de la clase algunas de las ideas que ha tenido durante su vida laboral.



Luego de haber trabajado en diferentes ramas del periodismo, fue a parar al ámbito del cine donde actualmente realiza críticas para el periódico citado, y afirmo que le entro pánico al realizar por primera vez información cinematográfica, pero se reafirma en que si bien no había pensado en trabajar en este ámbito no está de acuerdo con el periodismo especializado.



Para referirse al periodismo cultural, explica que es un periodismo vocacional y que se basa en la curiosidad, algo raro en los demás casos.  Asegura que hacer periodismo de algo que a cualquier periodista le gustaría ser es un mal camino.



Quizá el tema más “caliente” de los que se refirió Pedro durante su hora y media de intervención fue la diferencia entre los periodistas que trabajan en periódicos y llevan ya muchos años en él, y los “blogueros” que trabajan desde casa, pero que también tienen la posibilidad de asistir a los pases de prensa que les permiten tener acceso no solo a espectáculos gratuitos y a ruedas de prensa que antiguamente solo tenían acceso aquellos periodistas a los que nos referíamos. Vallin se planta y se ve en el medio, aunque no ve absolutamente nada en contra de los blogueros.
 


Pedro Vallin, un hombre con aspecto de Rosell Crowe, ha dado la clave a los 50 asistentes a su charla cuando afirma que el periodismo no es una profesión, sino un oficio, y que este no se aprende del todo en la universidad, sino escribiendo o haciendo prácticas, pero no está de acuerdo con el gratis no trabajo. Entonces, si se aprende haciendo prácticas, y la mayoría de las prácticas son gratis, la pregunta que nos hacemos es: ¿De verdad gratis no trabajo?

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