La sala de conferencias, en el nuevo edificio de la facultad
de ciencias de la información de la Universidad
Complutense de Madrid, estaba a rebosar. Mientras el profesor
Arturo Gómez Quijano pedía a los que estaban de pie en la entrada que pasaran y
tomaran asiento en el suelo, para hacer mas espacio a los que aun quedaban en
las puertas de la sala, otros preparaban su cuaderno para tomar notas, se les veía
con cierto nerviosismo.
Nos visitaba Pedro J. Ramírez, director del periódico El Mundo, y para muchos, un referente en el periodismo y en la innovación dentro
de esta profesión. Tras las presentaciones de la decana (dicho sea de paso,
hubiera estado bien que el asiento del medio lo ocupara el invitado y no ella),
y mas personajes entre los que estaba nuestro profesor, se le dio la palabra al
invitado.
Fuente: www.elmundo.es |
En principio, su visita partía de la presentación, en un
nuevo formato, de El Mundo. Pero, si hemos de decir la verdad, no ha sido esto
lo más importante de la conferencia. De algún modo, Pedro J. ha querido
acercarse a los alumnos presentes en la universidad para dar, a quienes recién están
empezando, una pista de hacia donde se esta dirigiendo el periodismo y que
caminos hemos de tomar para no perderle pisada, y poder seguir su rastro.
Entre muchas cosas interesantes de las que se ha hablado en
la conferencia, quizás lo más importante, o lo que mas ruido puede hacer, desde
el punto de vista de un servidor, es que se ha referido al periodismo como una
forma de vivir, y no como una profesión. También es verdad que para vivir hay
que comer, y para comer hay que ganar dinero. Pero es cierto, coincidiendo con
el invitado, que ser periodista requiere un sacrificio que va mas allá de ganar
dinero, hay que nacer periodista y hay que sentirlo. “Para ser periodista,
primero hay que ser buena persona”, se animo a decir Pedro J., y es algo tan
cierto como que la leche es blanca, pero… Es algo que hoy por hoy no es lo que
se ve en todos los medios.
Después de casi dos horas de charla, amena hemos de decir,
las sensaciones que quedan son ambiguas. Por un lado, la esperanza de que los
que nos queremos dedicar a esto tenemos opciones, de que podemos hacer un
trabajo con el que podamos vivir y convivir. Por otro lado, la realidad. Las
palabras se las lleva el viento, y los hechos son lo que quedan. Si finalmente
todo el discurso esperanzador de Pedro J. se queda en eso, en un discurso, las
cosas seguirán su rumbo y solo dios sabe lo que pasara. Por eso, somos nosotros
los que tenemos que coger el testigo y seguir para adelante. Se puede coincidir
o no con sus ideas, motivaciones o ideología, pero desde luego que al esfuerzo
y las ganas, poco hay que recriminarle.
Gracias Pedro J. Ramírez.
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